Algunos alimentos casi triplicaron el aumento promedio. ¿Cuánto cayó la capacidad de compra del billete de mayor denominación en la última década?

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La inflación en Argentina es uno de los principales desafíos en materia económica y una de las preocupaciones centrales para el Gobierno. Sin embargo, se trata de una problemática que el país arrastra hace más 15 años, ya que desde entonces se mantiene anualmente en los dos dígitos.

Así, en la primera mitad de la década pasada la inflación anual promedió casi 28%, teniendo su pico de casi 38% en 2014, un registro muy cercano a la media de la segunda mitad de la década, cuando sólo en 2017 se observó una inflación inferior al 30%.

En ese escenario, se dio un fuerte salto en el costo de la canasta básica, el cual llegó a 2.591%. Es que, diez años atrás, en 2012, se necesitaban $258 para hacer frente a ese gasto, mientras que actualmente se precisan $6.949, de acuerdo con datos de la consultora Ecolatina.

Los lácteos aumentaron más de 6.000%

Dentro de los productos que más aumentaron se encontraron los lácteos: el yogur y la manteca subieron 6.143% y 4.282%, respectivamente. Luego, se ubicó la cebolla con 3.550%.

En el otro extremo, los que menos subieron fueron el arroz con 1.253%, los fideos con 1.317% y la papa con 1.385%.

El poder adquisitivo, en caída libre

Con el billete de mayor denominación en mayo de 2012 ($100) podían comprarse 0,4 canastas. Actualmente, con el billete de $1.000 pueden adquirirse 0,14 canastas, señaló el informe de Ecolatina elaborado especialmente para Bloomberg Línea.

En ese escenario, la capacidad de compra del billete “más grande” cayó 63% en una década, ya que para comprar la “canasta 2012″ se necesitaban 2,6 billetes de la mayor denominación y actualmente se precisan 6,9.

La dispersión de precios

La consultora analizó que el principal problema de la elevada inflación no reside en la caída de los ingresos reales, ya que hubo períodos de alta inflación y mejora en ingresos, sino que apuntó a la “falta de referencias nominales”.

“Uno puede recordar cuánto salía una latita de gaseosa en 1997, pero no puede acordarse del precio de la que compro ayer”, ejemplificó.

“Un sistema de precios en correcto funcionamiento emite señales que inciden sobre las decisiones de los agentes económicos sobre qué comprar y qué producir, y, al hacerlo, equilibran la oferta y la demanda”, argumentó.

De ese modo, advirtió que “sin conocer los precios no se pueden tomar decisiones de consumo e inversión óptimas ni cercanas, no puede “aprenderse”, y las relaciones entre ellos cambian continuamente”.

Los movimientos de la inflación y sus causas

“Distintos fueron los factores que propiciaron las sucesivas aceleraciones y desaceleraciones a lo largo de todos estos años”, analizó el estudio, que recordó que en 2014 el tipo de cambio expuso un salto discreto que impulsó la aceleración de la inflación de forma significativa; mientras que en 2016 la aceleración también estuvo relacionada con el mercado cambiario, pero se sumaron aumentos de tres dígitos en los servicios públicos, situación que volvió a observarse en 2018 y 2019.

“En cada uno de estos episodios las distorsiones previas (atraso cambiario o tarifario) se saldaron con un reacomodamiento de precios relativos que aceleró la inflación”, sostuvo.

Por ello, manifestó que la experiencia marca que “cuanto mayores y abruptas son las distorsiones en los precios, más probable es que den lugar a incrementos que aceleren la inflación”.

¿Y la inflación reciente?

El salto inflacionario de los últimos meses, a diferencia de los episodios de 2018 y 2019, no convive con una corrección abrupta del tipo de cambio o las tarifas, lo cual lo vuelve “más preocupante”.

“La conjunción de diversos elementos puntuales (subas estacionales y de regulados) y el estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania, con un consecuente impacto sobre los commodities agrícolas, y llevaron a la inflación a promediar 6,4% en el bimestre marzo-abril, empujando al alza interanual de precios a los niveles más elevados desde 1991″, puntualizó.

“Lo más importante a destacar es que el impacto de este impulso inflacionario no se acotó al primer cuatrimestre, sino que alteró la dinámica del alza de precios hacia adelante”, expresó.

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